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Osvaldo Artaza


—Nona publicada el 21 de octubre 2016—

Entrevista a Osvaldo Artaza, asesor de la Organización Panamericana de la Salud

El Dr. Osvaldo Artaza, asesor de la Organización Panamericana de la Salud, analizó la importancia y la necesidad del trabajo en red para lograr sistemas sanitarios integrados que den respuesta a las necesidades de la población. La entrevista se concretó en el marco de las Jornadas Internacionales Redes de Salud. Experiencias, desafíos e innovaciones para la integración, que se llevarán a cabo el 3 y 4 de noviembre en la Universidad Nacional Arturo Jauretche, organizadas por el Instituto de Ciencias de la Salud.

Nacido en Chile en 1952, médico y consultor internacional en sistemas de salud, es especialista en gestión hospitalaria y políticas públicas de salud. Fue ministro de Salud de su país durante el gobierno de Ricardo Lagos, entre los años 2002 y 2003: “Las redes son un instrumento esencial porque sin ellas no se puede modelar el sistema de servicios de atención de la salud, para que sea eficiente, eficaz y que responda a las necesidades de las personas. No hay ningún establecimiento, persona, dispositivo que por sí solo pueda dar cuenta de las diferentes dimensiones de las necesidades de salud de las personas. Los sistemas de salud son un medio para contribuir a la mayor calidad de vida posible, al mayor bienestar posible de las personas. Y la calidad de vida y el bienestar de las personas se consigue en un contexto político, social, histórico determinado. El 70 por ciento de lo que explica el bienestar y la calidad de vida de las personas guarda relación con aspectos determinados socialmente: el tipo de vivienda, el tipo de empleo, el saneamiento, el lugar donde se vive, las vinculaciones sociales, la calidad de la asociatividad”.

– Desde esta concepción que plantea se desprende que las redes de salud deben funcionar con otros actores de una comunidad. ¿Qué lugar ocupa el primer nivel de atención para lograr esta articulación?

El tema es muy complejo, y por lo tanto hablar del sistema de salud involucra muchas actividades que tienen que ver con el trabajo poblacional, con la comunidad, y allí salud no actúa solo, salud tiene que actuar con otros, tiene que interdepender con otros. Cuando se habla de red, tenemos que hablar en plural; redes. No hay un tipo de red, son múltiples, y fluyen en simultáneo. Y no solamente hablamos de redes con actores locales como municipios, ayuntamientos, sino también con las redes que en la comunidad se dan, distintos tipos de redes sociales, distintos tipos de maneras o modos en que la sociedad se organiza.

El primer nivel de atención que es el que debería ser el nivel central, el más importante, desafortunadamente en los países de América Latina no ha tenido el énfasis que corresponde, y eso uno lo nota porque el grueso de la inversión en salud se va al mundo hospitalario. En América Latina uno observa que el 70 por ciento de la inversión va a hospitales, lo que es un grave error porque los países que han tenido éxito tienen inversiones en el primer nivel de atención, en el mundo ambulatorio, que llegan al 50 por ciento, hay un balance, un equilibrio entre la inversión ambulatoria y la inversión hospitalaria. Allí, ese primer nivel no actúa solo, no puede actuar solo porque nadie es capaz hoy día de resolver solo las necesidades, las diversas dimensiones de necesidades que tienen las personas y las comunidades.

El primer nivel tiene que actuar no esperando que lleguen las personas, tiene que actuar anticipándose, y por lo tanto tiene que vincularse, tejer redes con las personas, con otras actividades que puedan dar soporte a una atención adecuada.

– Desde la atención primaria se intenta superar la mirada hospitalocéntrica, sin embargo el sistema de salud se presenta más desde el asistencialismo que desde la promoción. ¿Hay alguna manera de hacer un quiebre que lleve a trabajar desde el lugar de la promoción y no tanto desde el asistencialismo?

– Ese quiebre requiere de decisión política y de un correlato financiero. Si usted me dice que un país tiene su foco puesto en la atención primaria pero de su presupuesto, la parte que va al nivel ambulatorio es inferior al 50 por ciento yo le digo que no calza el discurso con la acción. Si usted tiene una parte importante de su inversión en la atención primaria, si tiene a los mejores enfermeros, médicos, profesionales de las ciencias sociales que trabajan con la comunidad en aspectos preventivos o en aspectos promocionales, eso es lo que de verdad determina si hay una decisión política real y no sólo discursiva.

El problema que hemos tenido en América Latina para que funcionen redes de verdad es la asimetría entre los distintos nodos. Una red real requiere como condición sine cua non que quienes participan sean pares, se puedan mirar cara a cara, sin esta asimetría en el poder, y por lo tanto cada parte de la red mira al otro como un otro legítimo. Si el hospital mira a la atención primaria con desdén entonces ya no se da una relación que posibilite una red real, sino que se da una relación vertical, jerárquica, que es todo lo contrario de la lógica de redes.

– El concepto de complejidad a nivel salud se asocia con la aparatología o la infraestructura y no con la atención primaria que también tiene un entramado complejo.

– Pero es una interpretación reducida de la complejidad, es una mirada muy reduccionista de lo que es la complejidad. Si uno entiende la complejidad como la necesidad de depender de otro, de la variedad, la riqueza y la importancia de los vínculos para poder responder al objeto de la organización, uno puede ver que en cualquier punto del sistema sanitario encuentra creciente complejidad y en el primer nivel hoy uno observa un nivel de complejidad que es absolutamente comparable con el que puede tener una unidad de cuidados intensivos. No se mide la complejidad en cuantas máquinas o cuántos aparatos tienes conectados a una persona sino desde la mirada de la necesidad de interdepender.

El hospital es importante y va a seguir siendo importante pero no es el centro. Cuando tu tienes un sistema de salud que tiene un centro, ya no tienes red. Cuando tienes una red tu tienes múltiples centros y todos contribuyen con su papel correspondiente a un objetivo común.

Hoy no tenemos redes, tenemos esbozos de redes, embriones de redes, voluntad de hacer redes, pero redes reales cuesta encontrarlas porque todavía tenemos una organización de tipo pirámide con un rey sol distorsionando la posibilidad de hacer redes.

– En el marco de las jornadas de redes de salud de la UNAJ, teniendo en cuenta lo que hablamos de las redes, de los nodos, de la participación de otras entidades, ¿qué le parece esta vinculación de la universidad con los temas específicos de salud?

Si uno parte del concepto de universidad como el sitio de la universalidad, del pensamiento, de la creación e imaginación de mundos nuevos, de mundos posibles, que la universidad se haga responsable de trabajar sobre el tema redes es importante, es esencial. Y me atrevo a plantear que las redes, no las hacen ni equipos, ni máquinas, las redes son vinculaciones entre personas. Y por lo tanto el hacer universidad debe implicar generar capacidades para que los profesionales del futuro sepan vincularse, salir de lo clásico del trabajo en equipo, expandirlo cualitativamente a lo que es la capacidad de ser agente de transformación. La manera de transformar realidades implica la capacidad de generar vinculación de calidad con otros, de trabajar con otros, de generar capacidad de coordinar acciones de trabajo eficaz con otros.

Agentes de transformación hoy, en tiempos de complejidad es ser personas capaces de tejer redes. Clases de tejido deberíamos tener todos los estudiantes de salud, pero tejido de redes.

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