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Estudiante: Baldo Romina
Materia: Elementos de Educación Popular para el Trabajo Comunitario

Las y los trabajadores docentes en la excepcionalidad de la pandemia

La realidad es que había trabajado para otras asignaturas con distintos artículos de la revista, por eso hoy decidí leer cada título y elegir a partir de un interés, una intuición, de mi sentir. Cuando leí el título “Hola ¿están ahí?…” enseguida pensé en los estudiantes con quienes trabajo, pensé en mis compañeros/as, pensé en lo aislada y sola que me siento por momentos realizando un trabajo que siempre me convocó al encuentro, al estar con otros, a sentir y compartir afecto, a intercambiar miradas, gestos y abrazos. No sabía si se iba a tratar de todo esto el artículo, pero fue a lo que me remitió…

Luego comencé la lectura, y me sentí profundamente identificada en cada párrafo, me sentí menos sola; recordé, como tantas veces vengo haciendo el ejercicio en estos tiempos, que en cada una de estas emociones no estoy sola, que nos están atravesando a todos aquellos que formamos parte del sistema educativo, y que en ese estar juntos atravesando emociones tan complejas, seguimos intentando llevar adelante estrategias que nos conecten, que nos acerquen a nuestros estudiantes, a nuestros compañeros, a nuestros afectos, a nuestra comunidad toda.

Quisiera destacar algunas ideas que me resultaron fundamentales…

Primero, la de resignificación. Estoy convencida de que este decreto de aislamiento a partir de la llegada del COVID-19, ha puesto a la Escuela ante un gran desafío: resignificarse. Y yo este aspecto lo veo como una fortaleza; considero que el sistema educativo venía pidiendo a gritos hace muchísimo tiempo una resignificación: del saber, del aprendizaje, del proceso de evaluación, de la relación docente-estudiante, de la selección de contenidos (y el tratamiento de los mismos), del vínculo con la comunidad educativa, de los procesos de participación, etc. Y más allá de lo complejo de la situación, que nos encuentra repletos de dificultades y desigualdades, tenemos una verdadera oportunidad de generar trasformaciones profundas, que renueven las dinámicas existentes, que nos permita volver a una Escuela nueva, más cercana a la comunidad, con una impronta social más inclusiva y menos homogeneizadora, más habilitadora, flexible y generadora de aprendizajes construidos comunitariamente y críticamente, que acompañen al pueblo y tienda a una mayor justicia social.

En este sentido, el tema de las desigualdades es el que más me preocupa. Me pregunto muchas veces: ¿Puedo realmente sentarme con motivación a preparar una clase con contenidos que muchas veces carecen de interés para un estudiante cuando sé que tanto él como su familia esperan recibir mi mensaje informando la próxima entrega del bolsón de alimentos? No sé si era la idea del trabajo, pero quiero compartirlo: escribo este interrogante y lloro, es lo que me sale… Simplemente, pienso que hay prioridades…. La gran mayoría de los días, mis conversaciones con los estudiantes y sus familias son para saber cómo se encuentran, cómo se sienten, si han podido comer; en algunos momentos eso me hizo sentirme en falta con mi profesión, dudar de si estaba cumpliendo con mi tarea…. Estoy segura de que sí, porque hoy más que nunca, una de las reinvenciones de la Escuela tiene que ver, tal como lo reflexionan las autoras, con generar y fortalecer el lazo social. Luego de esto, sí empiezo a visualizar las necesidades pedagógicas de cada niño/a o adolescente, puesto que algunos manifiestan encontrar en la actividad curricular una motivación, un entretenimiento, una posibilidad de hacer/ser más que ayer. Y allí voy, y los acompaño en su demanda; a los que no, también los acompaño, y les hago saber que terminar una tarea que les plantea un desafío tan enorme que los desmotiva (en un contexto en el que se sienten lejos de sus pares y docentes a quienes acostumbraban consultar) no es más importante que su bienestar emocional. Así que avanzamos con otras cosas, y luego con más energía, retomamos esa tarea dificultosa. No digo que sea la mejor estrategia, no creo tener la verdad ni saber más que otros compañeros, sólo comparto mi modo de hacer y pensar mi profesión en estos tiempos. La Educación tiene sentido, y muchísimo, pero para eso hace falta la construcción significativa y compartida de sentido, sobre todo en este contexto de aislamiento. De lo contrario, seguiremos profundizando más la brecha entre, en términos de las autoras, el alumno autónomo y el que queda al margen.

Quisiera finalizar mi escrito, con la cita tan pertinente y enriquecedora de Carlos Skliar, quien afirma que “en este mundo pre-pandémico, en este tiempo de excepción, tendríamos que volver a pensar en aquellos pequeños gestos que de verdad hacen la educación –más allá del ritual de llegar hasta la escuela- impedidos hoy de acercarnos a la escuela. Los rituales no en el sentido de la repetición absurda sin nosotros sino, de esos rituales que a los otros le dan hospitalidad, le dan ambiente, le dan confianza.”

Por último, agradecer enormemente la propuesta de esta actividad, porque honestamente me di cuenta de que no me había detenido a identificar mi sentir en profundidad, a reflexionar cómo me está atravesando todo este proceso. Sí lo hacía consiente, lo decía, lo compartía con algunas compañeras, pero de manera más racional. Con esta actividad, profundicé en mis emociones, sentí de otra manera el impacto, y pude aclarar y ordenar un poco mis sentires, que es el punto de partida para sanar y continuar en este camino de la construcción colectiva. ¡Muchas Gracias!

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