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Por Lic. Esteban Secondi. Secretario general ADEIUNAJ (Asociación de Docentes Extensionistas e Investigadores de la UNAJ)

Las y los trabajadores docentes en la excepcionalidad de la pandemia

Hay muchas formas de abordar esta excepcionalidad en el trabajo docente, que irrumpió de manera tan repentina que impidió siquiera organizar en forma presencial muchas cosas, incluso domésticas. Las y los docentes de la UNAJ al igual que en gran parte del sistema decidimos en esta emergencia colectivamente mantener la relación con el estudiantado.

Descartando miradas paternalistas o misiones sagradas y conscientes que se trata de adultos que eligieron por propia voluntad cursar carreras las y los compañeros docentes en la UNAJ entendimos en esta emergencia que la actividad académica es un ejercicio de la mente y un hábito que debe ser alimentado y en ello nos enfocamos básicamente por compromiso con afirmar el derecho a la universidad de nuestro pueblo.

Queremos agradecer expresamente el convite de la REVISTA PUEBLO a conocer “el otro lado de la pantalla” y hacer oír la opinión de las y los trabajadores docentes de la UNAJ en esta situación.

Al mismo tiempo esta situación de excepcionalidad va a acompañada como le sucede a cada compañero trabajador o trabajadora de nuestro país, de una carga emocional muy fuerte por las muertes, por el aislamiento, por no tener esos besos y abrazos de familia, amigos y hasta parejas que son parte de nuestra esencia cultural. Ese contexto carga emocional y mentalmente la compleja situación que en atomización casi total desarrollamos nuestro trabajo cotidianamente.

Nos abocamos a aprender y ejercitar un medio que desconocíamos y logramos que la gran mayoría de las materias ofreciese alternativas de cursar, lo que permitió adicionalmente detectar casos de violencia de género, acompañar a estudiantes en procesos personalísimos, identificar con ellos nuevas formas de enseñanza y potenciales de aprendizaje. Al mismo tiempo somos testigos de la cantidad de estudiantes que se “caen” de la virtualidad, si bien es cierto que algo menos de lo esperado, afortunadamente.

De acuerdo con nuestro conocimiento la mitad de nuestros estudiantes solo cuenta con el celular para conectarse y estudiar y alrededor de un tercio dispone de un ancho de banda aceptable. El centro de estudiantes ha dispuesto mecanismos para acceder a los textos en papel pero no sabemos a ciencia cierta qué impacto tienen todas estas cuestiones en la continuidad de las y los estudiantes puesto que intervienen otros factores como la situación económica o la necesidad de salir a trabajar.

Cada alejamiento nos frustra y angustia, aún por causas que nos resultan inmanejables como las económicas propias o del hogar; pasando por los de infraestructura por hacinamiento o conexión (“se me rompió el celular y no me pude conectar”); y los de la falta de adaptación al medio, contándose aquí la dificultad de organizar el propio trabajo de estudio con lecturas (que deben inexorablemente ser previas) hasta la demanda de “clases” por zoom, algo más que dificultoso cuando ni se ven las caras en la pantalla. Sabemos también que el conocimiento y el aprendizaje son hechos sociales y estar conectados no implica estar comunicados, más aún cuando estamos pensando en la construcción de saberes situados y pensamiento autónomo como reza nuestra misión institucional.

Estas situaciones no solo ponen en evidencia que la virtualidad aumenta la brecha sino que es un obstáculo a la inclusión de los más débiles, de la población con el deseo más lábil pero no por ello ilegítimo.

Nuestro trabajo: las dificultades que enfrentamos

Como organización gremial y del mismo la mayoría en el país cuando sus universidades decidieron la virtualidad, el primer reclamo fue la dificultad para compatibilizar el cuidado de familiares con la vida laboral, algo que es común a docentes y nodocentes. Como enseñamos en las aulas y fuera del hogar con tiempos y horarios acotados y asumidos, la sociedad ha creado mecanismos para organizar su producción y reproducción con los que no contamos en esta emergencia pero que su existencia fue marco de posibilidad de asumir nuestra obligación laboral oportunamente. Esa situación fue resuelta mediante la dispensa por cuidados.

También, igual que nuestros estudiantes nos conectamos a través de máquinas que siendo propias y no destinadas a estos fines no siempre cuentan con todos los elementos necesarios y sufren el desgaste que sufre cualquier dispositivo de trabajo. Esta cuestión de cumplirse el vaticinio de que “esto vino para quedarse” deberá ser resuelta de alguna manera que esta actividad no inhabilite la vida familiar puesto que muchos hogares hoy se encuentran “sacando turno” entre sus miembros para el uso de una única maquina (o la única en condiciones es decir con cámara, micrófono o velocidad). El plan “Juana Manso” anunciado por el Ministerio de Educación es una apuesta interesante al respecto.

Con relación al sostén institucional, como gremio hemos colaborado con fondos en la cantidad que se nos demandó para que la universidad pueda mejorar la asistencia y respuesta a docentes y hacer más fácil el trabajo de virtualización y de enseñanza a distancia que ampliamos con aportes propios. Para quienes no tienen trayectoria en la virtualidad la noción de enseñanza “asincrónica” y los dispositivos pedagógicos y didácticos correspondientes implicaron una novedad, y la producción de estos un enorme desafío que generó muchas y variadas reflexiones sobre las posibilidades de esta modalidad.

Hemos recibido muchos comentarios favorables sobre el hallazgo de potencialidades en este medio que deberán ser capitalizadas en el futuro si es que nos resultan apropiadas para mejorar la calidad académica. Nos debemos ese debate en el futuro.

Atravesamos una situación excepcional que lleva a considerar aspectos que hacen al desenvolvimiento de nuestro trabajo que entendemos ameritan ser abordados, algunos resultan estructurales (“importantes”) para el desarrollo del proceso académico y otros urgentes para que ese trabajo pueda concretarse.

Lo importante

Jornadas laborales compatibles con la salud mental y física. La irrupción tan sorpresiva, generalizada y acelerada de la virtualidad en nuestro trabajo plantea ciertas preguntas y demandas. La primera de ella es por la ruptura de los tiempos y ritmos de trabajo. A nadie le escapa, incluso al Convenio Colectivo de Trabajo que regula nuestra actividad, que la labor docente tiene un espacio áulico y otro fuera del aula. Eso nos impone de ciertos momentos de actividad y pausa y ordena algo que hoy se ha trastocado. Hoy nuestro trabajo es siempre parejo (un “lunes eterno”), al frente de nuestras computadoras cargando con interminables horas de trabajo aúlico y extra aúlico que pesan sobre la mente, las cervicales y las lumbares por igual.La sensación de vivir con cada vez más cosas pendientes es una constante y se relaciona con la dificultad de ajustar volúmenes de trabajo y tiempos de respuesta entre otras cosas.Produjimos consejos ergonómicos y funcionales, útiles para el momento, pero esta modalidad requiere de una profunda discusión gremial, académica y política.

Jornadas laborales compatibles con Condiciones y ambiente de trabajo aceptables. No hemos desarrollado el conocimiento y la experiencia de delimitar tareas y tiempos en el “teletrabajo” puesto que siempre eso fue parte del convenio laboral y la cultura organizacional que estamos a contrarreloj aprendiendo y sumando experiencias. Eso lleva a la generalización de una sensación de cansancio, agobio y/o desborde en mayo que habitualmente se manifiesta en octubre/noviembre. Lograr este “tempo laboral”, hoy una discusión generalizada en las actividades que “teletrabajan”, es un imperativo de todo el sistema puesto que nos falta experiencia como “teledocentes” pero también falta atención a la delimitación de la Jornada de trabajo, en los innumerables “zoom´s”, “jitsi´s” etc a los que somos convocados/as. En este sentido hemos comenzado a observar la reglamentación que han desarrollado otras actividades con el “derecho a la desconexión”, el de limitar la cantidad de comunicaciones e instrucciones y el de revalidar el derecho a los horarios de trabajo y descanso.

El retorno. Debemos pensar y prever en este contexto cómo y en qué condiciones va a ser el retorno a las aulas garantizando para toda la comunidad el acceso a sanitarios, agua y jabón que además de escasos dificultado por la privatización de esas instalaciones en muchos casos por quienes poseen las llaves o picaportes de sus puertas. Tampoco se puede pensar, si no existe un esquema de vacunación generalizado, la posibilidad de volver a aulas que no contemplen el distanciamiento mínimo “única vacuna” según nos plantea hoy nuestro presidente. El coronavirus ha desviado la atención de otra enfermedad que ya se ha vuelto endémica en nuestra región como el dengue, motivo que debería generar acciones puntuales y científicamente definidas que hacen a la salud y la seguridad del trabajo.

Lo urgente

Contratados y contratadas. El año pasado se realizó luego de una larga lucha que nos permitió conseguir los fondos necesarios el primer pase a interinatos de la UNAJ. Logramos que todos los que monotributaban (neologismo acuñado por el neoliberalismo en su cruzada por la precarización laboral) desde el 2012 y 2013 y algunos pocos de 2014,pasaran a estar como interinos “en blanco”. Resulta relevante discutir esta cuestión hoy, que aparece con la fuerza de lo evidente, que la obra social resulta mas que necesaria para el cuidado de nuestra salud y de los cientos de las familias de docentes que desde 2014 se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad. También es urgente que incorporar a todos esos compañeras y compañeros a aportar régimen previsional docente que demanda 25 años de aportes para poder acceder al mismo. Hemos pedido a las autoridades abrir esta discusión para cumplir con lo comprometido respecto de no ampliar la planta precaria del año pasado que alcanzaba a 700 docentes y este año sumó 200 más. Si consideramos que en todo 2019 se lograron hacer unos 90 concursos y 70 pases a interinato observamos una precarización en crecimiento en la universidad preocupante e intolerable para cualquiera que quiera y defienda el derecho a la universidad y el trabajo digno.

Acompañamiento de docentes con comisiones numerosas o desbordadas o únicos en sus materias. Vemos con especial preocupación la situación académica de estudiantes en comisiones a cargo de compañeros y compañeras con una excesiva responsabilidad o carga laboral: materias a cargo de 1 o 2 personas, así como en aquellas con comisiones “numerosas” y “desbordadas” con más de 50 estudiantes (en nuestros términos hay comisiones numerosas cuando son de 30 a 50 y desbordadas de 50 en adelante). En estos casos el nivel de trabajo y de desgaste está siendo particularmente intenso y deben generarse los dispositivos académicos de apoyo y acompañamiento para que el desarrollo académico arribe adecuadamente al final del cuatrimestre.

Las suplencias por enfermedad. En la velocidad por superar la situación de aislamiento y posible parálisis del sistema, no se desarrollaron los soportes de reemplazo para cuando la pandemia que viene con una altísima incidencia en nuestra región afecte a las y los docentes o sus familias, en especial en los casos de las materias y comisiones recién mencionadas.

Queremos hacer una mención especial por el esfuerzo que también realizan las y los compañeros nodocentes que en todo este proceso han realizado todas las tareas de apoyo para llevar a cabo las inscripciones y asignación de estudiantes a sus comisiones.

Finalmente y como organización que no se siente ajena al destino de nuestro pueblo hemos desarrollado acciones de solidaridad con los fondos propios de nuestra organización y en conjunto con los sindicatos docentes del conurbano sur aportes de alimentos adquiridos en la economía social y solidaria con un comedor muy necesitado que muchos compañeras /os vienen apoyando. Te invitamos a hacer tu aporte personal porque los elementos de limpieza hoy son necesarios para cuidar la salud de cada compañera y compañero.

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