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Por Ing. Germán Calvi, Profesor Titular FADU UBA

Gobernabilidad en tiempos de pandemia

¿Qué cambió en Argentina de aquel 2018 con un macrismo imbatible, que se quedaría veinte años más, con el respaldo del poder del sector financiero especulativo internacional, de los medios masivos de comunicación, de los gigantes del comercio y la especulación nacionales, de la más eficaz maquinaria de comunicación y marketing político de la historia, persiguiendo y encarcelando opositores a discreción, a hoy, 2020, con Alberto Fernández Presidente del Gobierno que enfrenta la pandemia?

Tres ideas nuevas sobrevuelan la realidad argentina desde el invierno pasado a este, la principal es que hay una pandemia global, le sigue la idea de que esa pandemia va a cambiar muchas cosas y de hecho lo está haciendo, escribo cumpliendo un aislamiento social preventivo obligatorio y la tercera la idea de que el neoliberalismo fue derrotado y hay ahora un gobierno popular en el poder.

Intentemos ordenar algunos vectores que nos permitan generar explicaciones posibles del devenir de las cosas.

En el proceso general podemos decir que América Latina comenzó un camino de desarrollo endógeno y reindustrialización con recuperación de la política alineada con los intereses nacionales, en 2008 el mundo de la especulación financiera quebró e hizo que la economía real pague la fiesta.

Así ese poder global de la especulación financiera desarrolló una fase ofensiva en contra de los Estados Nación que generó un límite en la legitimación democrática de los llamados “populismos” que fueron derrotados en las urnas con las espadas imperiales en mecanismos que se denominaron golpes blandos, golpes tradicionales aggiornados, lawfare o guerras mediáticas – judiciales, que estigmatizaron y deslegitimaron a los líderes de ese proceso endógeno que interrumpió su continuidad institucional.

Para un proyecto de Estado Nación el poder radica en el control del Gobierno del Estado más la alianza con las organizaciones de trabajadores de la economía formal, más la alianza con las organizaciones de los trabajadores de la economía informal más alianzas con sectores de la producción nacional que encuentran en los procesos de industrialización mejores condiciones de expansión que llaman economías regionales.

Para el otro proyecto de Estado al servicio de los intereses de la especulación financiera global la alquimia del saqueo tradicional incorpora vectores para perpetuarse en el poder y legitimarse en los símbolos de las democracias burguesas contemporáneas. Para eso es central la eficacia del marketing, acompañada de procesos disciplinadores que saquen de la cancha a los opositores, con altas dosis de represión, basados en la política del odio, el miedo y el aislacionismo.

Requiere fragmentar a la sociedad en tantos grupos radicalizados como sea posible, los amantes de las mascotas, los amantes de la bici, los amantes de no comer animales, los amantes de tener aire puro en mega ciudades, los amantes de que los políticos somos todos sucios, feos y malos, los amantes de que los que heredaron un papel de propiedad de tierras evadan impuestos, los amantes de la superioridad racial, los amantes de la meritocracia confortable, los adoradores del progreso individual.

A todos se los va cooptando con un mensaje de odio al populista y amor al saqueador.

Así la guerra informacional pasa a constituir una nueva complejidad en el dispositivo de construcción de los conflictos.

Volviendo a la pregunta, no cambió demasiado, el macrismo no logró legitimar la siguiente fase del saqueo de acuerdo al plan original. Están recalculando.

¿En el desarrollo de la pandemia los caceroleros pueden derrocar el Gobierno de Alberto?

¿Los muertos que va a generar la neumonía de los casos de gripe avanzada van a generar odio contra el Gobierno de Alberto o amor por los que se lograron salvar?

¿Las necesidades económicas derivadas de la decisión de aislamiento social preventivo obligatorio van a generar conciencia social solidaria o van a reforzar los mecanismos egoístas de los formadores de precio?

¿El paisaje de los hospitales de campaña con decenas de miles de enfermos en tratamiento colaboraran con la épica del cuidado colectivo o con el pánico del sálvese quien pueda?

¿Esta gripe se diferencia de las anteriores en que me llega más información al celular que me aterroriza o de verdad si me engripo me puedo morir y no hay cura? ¿Cuánto más me puede matar esta gripe que la del año pasado?

En término de las métricas tradicionales del análisis de la correlación de fuerzas el Gobierno del Frente de Todos tiene a favor la conciencia de sus integrantes de la catástrofe que representaría esta pandemia con el macrismo en función de gobierno un pequeño factor de cohesión hacia adentro.

Los Gobernadores de provincias pobres e inviables en el modelo macrista de país, los representantes de las organizaciones de trabajadores formales enemigos del capital financiero especulativo global, los representantes de las organizaciones de los trabajadores informales a las que el enemigo les asigna un lugar como buffer que amortigua la conflictividad social administrando los derechos conquistados en la calle en procesos crecientes de exclusión, son los pilares de la fuerza de representación de Alberto.

Gobernadores, sindicalistas y referentes de organizaciones sociales que en el transcurso de la pandemia son las poleas fundamentales para que las decisiones del Gobierno se transformen en soluciones que lleguen a la gente.

El resto especula, tiene la posibilidad de correrse, de mirar con la panza llena o con una idea de futuro que le daba hasta la pandemia suficientes seguridades para opinar desde una cardinalidad en zona de confort.

Haciendo futurología podemos imaginar dos curvas más o menos paralelas.

Una del coronavirus, ya todos la recibimos en algún meme o con forma de noticia en el celular. Una campana que tiene el tiempo y la cantidad de enfermos. Todos ya sabemos que va a crecer exponencialmente la cantidad de enfermos y la cantidad de muertos, pero ninguno sabe cuántos serán. En términos sociales comprendemos que esa curva va a disparar imágenes de enfermos y muertos que crecen sin parar con una enfermedad invisible de la que es imposible defenderse individualmente y solo las soluciones comunitarias pueden tener un impacto.

La otra curva es la curva de la desaceleración de la economía real, No será una campana, solo va a caer, por parar el aparato productivo del mundo, del país, de cada empresa. Primero el que vive al día, después el otro, al ratito todos.

Se habla de veinte por ciento, quince, treinta, nadie lo sabe.

Con un setenta, ochenta u ochenta y cinco por ciento de lo que teníamos antes de la pandemia, nadie debiera morir. Pero todos sabemos que cuando hablamos de economía no hablamos de linealidades, nunca falta el inteligente que propone que el setenta u ochenta siga igual y desaparezca el veinte o treinta al que le toca perder en esta.

¿Cuánto miedo van a generar estas curvas? ¿Cuánto terror? ¿Cuánta conciencia social solidaria? ¿Cuánto va a legitimar la sensatez de un Gobierno que nos invita a cuidarnos? ¿Cuánto va a reafirmarse el sálvese quien pueda? ¿Cuánto odio va a generar, a quién vamos a odiar cuando velemos a nuestros muertos o necesitemos dinero y no encontremos cómo generarlo? ¿Cuánto se va a legitimar destronar este Gobierno?

Estas dos curvas permiten entonces advertir un escenario con tensiones crecientes en el tiempo, aprieta la salud y el miedo a enfermarse de esta gripe, a empeorar a neumonía y a morir en este invierno, aprieta el bolsillo y qué vamos a comer la semana que viene, el mes que viene o cómo vamos a sostener el nivel de vida pasada la parálisis de la economía.

Esto nos lleva a la madre de estas tensiones, vamos a respaldar a un Gobierno democrático para que ordene la sociedad y acatar sus medidas en el convencimiento de que es el mejor camino para llegar al otro lado de esta pandemia global con el menor costo humano y social posible o vamos a canalizar en contra del Gobierno todos los pendientes de la democracia y la historia, cuestionando su liderazgo, su legitimidad, su preparación, su eficacia, sus resultados.

¿Cómo vamos a defender el Gobierno, cómo vamos a atacarlo?

Los medios masivos de comunicación alineados con los intereses del proyecto de país macrista no cambiaron su alineación. Encontraron un Gobierno diferente, que no es hostil con ellos en esta etapa, que les reconoce un rol y una responsabilidad social.

Las redes sociales funcionan a través de las plataformas de los dueños globales del proyecto de país macrista, los especuladores financieros globales, ellos manejan la autopista y las reglas de ese canal de comunicación directo al celular de cada ciudadano, pero no manejan linealmente el contenido, solo los flujos, ellos inyectan el odio y el estigma, pero no controlan el impacto en la conciencia que los recibe, ahí jugamos nosotros también.

En el fondo está la política.

El frente de unidad en función de gobierno tiene la mejor conducción posible: Alberto / Cristina / Massa.

La Unidad Nacional prevalecerá si logra representar los intereses de la mayoría, lo que exige escucharlos, interpretarlos, generar soluciones para lo urgente y un camino para canalizar lo importante.

La responsabilidad ideológica en esta etapa es crucial, porque el problema no es la pandemia, el problema va a ser salir de la pandemia, el coronavirus no anuló los problemas de arrastre, de hecho, todo lo contrario.

La esperanza puede ser el vector social que ayude a transitar la crisis con perspectivas de terminar mejores.

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