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Mujeres, ingeniería e inclusión


— Nota publicada el 21 de noviembre de 2018 —

Con el fin de disminuir las desigualdades en el ingreso y permanencia de mujeres a las carreras del Instituto de Ingeniería y Agronomía se presentó en la UNAJ el proyecto Mujeres, ingeniería e inclusión, un espacio de trabajo que tiene por objetivos fomentar la participación de más mujeres como estudiantes de las carreras del Instituto y abordar los procesos de segmentación basados en las diferencias de género para lograr el objetivo de construir una universidad plenamente inclusiva.

De la presentación del espacio participaron el rector de la UNAJ Ernesto Villanueva, el director del Instituto de Ingeniería y Agronomía Miguel Binstock, así como representantes del Programa de Estudios de Género y del Centro de Estudiantes.

El encuentro sirvió para explicar las líneas centrales que busca abordar el proyecto y para reflexionar en torno a las desigualdades y condicionantes que impiden una mayor inclusión del as mujeres a las carreras de Ingeniería, y explican la baja proporción de las mismas en relación con la totalidad de la matrícula (80 por ciento de varones contra 20 por ciento de mujeres).

“Sabemos que existen profesiones que, por mandatos sociales, están asignadas a los hombres y otras están asignadas a las mujeres, por ejemplo en el caso de salud, donde antiguamente estaba bien diferenciado que los médicos eran hombres y las mujeres enfermeras, y eso tenía que ver con dos aspectos, el estatus social pero también el económico. Hoy en las  carreras de medicina la proporción se ha invertido”, explicó Miguel Binstock en la apertura del encuentro.

Mujeres, ingeniería e inclusión

Luego de plantear la importancia de buscar estrategias que convoquen a más mujeres, el director del Instituto de Ingeniería y Agronomía propuso “pensar en cuáles son las cuestiones que la estudiante, una vez en la carrera, se encuentra que son trabas y que los hombres no nos damos cuenta”.

“La idea es trabajar esos temas, tanto la inclusión, que más mujeres se acerquen a nuestras carreras, como detectar cuáles son los mecanismos que operan para en contra de esa inclusión”, finalizó.

Luego la Dra. María Elena Mingo Acuña Anzorena, coordinadora de la asignatura Historia de la Ingeniería y la Tecnología, repasó algunas cuestiones teóricas acerca del problema para explicar “cómo se vino leyendo la diferencia de género hasta acá” en el área de las Ingenierías.

“El paradigma más habitual en el que se funda la naturalización de las diferencias de género tiene que ver con la economía neoclásica, un paradigma que responde muy sencillamente a problemas muy complejos. ¿Por qué si las mujeres son la mayoría  de las estudiantes universitarias, la mayor parte de las egresadas, son las que ocupan en el mercado de trabajo los puestos de menor reconocimiento y más bajos salarios?”, cuestionó, y propuso pensar la problemática desde la teoría de género:

“La teoría de género permite ver cómo se establecen las diferencias entre varones y mujeres y cómo esas diferencias son culturales y no naturales y cómo esas diferencias se van desarrollando a lo largo de la historia, y porque son históricas pueden ser modificadas. La categoría género es ante todo una categoría analítica que alumbra esas diferencias y las explica a través de desnaturalizar la cultura”.

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